El camino hacia la presidencia ha sido arduo, pero la verdadera prueba comienza hoy. Claudia Sheinbaum tiene en sus manos un barco llamado México, y su primera tarea será demostrar que no es una figura de relleno, ni mucho menos una subordinada de López Obrador y su familia.

Los mexicanos esperamos ver, si la primera presidenta de México puede asumir el rol de capitana y llevar el timón, o si se le verá, como muchos temen, como una mera grumete bajo las órdenes de quienes, detrás de escena, aún pretenden manejar los hilos del poder.

México ha presenciado a través de la historia, presidentes que, en momentos críticos, debieron desmarcarse de sus antecesores para dejar en claro quién estaba al mando. José López Portillo, en 1977, envió a su mentor, Luis Echeverría, a las Islas Fiji, una decisión política que marcó su independencia. En 1995, Ernesto Zedillo encarceló a Raúl Salinas de Gortari y pactó el exilio de Carlos Salinas en Dublín tras la crisis del “Error de Diciembre”. Esos movimientos valientes y estratégicos redefinieron el poder y la legitimidad de su gobierno.

Claudia Sheinbaum enfrenta ahora retos aún más titánicos: poner freno al poder de los militares que creció de manera preocupante, recuperar el control de un gabinete en gran parte impuesto, y definir la estrategia contra el crimen organizado, con Omar García Harfuch como una de las piezas claves. Todo esto, mientras lidia con la presión de los López, tanto en Morena como en el Congreso, que amenaza con eclipsar su liderazgo.

Hoy, la presidenta Sheinbaum se levanta como la nueva jefa de Estado en un México convulso al que ha prometido llevar a un “segundo piso”. Sin embargo, la línea entre el éxito y el fracaso es delgada, y lo que podría ser un segundo piso podría fácilmente convertirse en un profundo pozo. La pregunta es si Sheinbaum será capaz de sortear las tempestades políticas y sociales que la rodean y llevar al país a buen puerto.

Llegó la hora de Claudia. La primera mujer presidenta en la historia de nuestro país. Esperamos nos demuestre que el timón está en sus manos.

Éxito y Buenaventura para todos en los próximos 6 años.

Así las cosas…