Kamala o Trump: ¿Quién representa un mayor riesgo para México?
México y Estados Unidos siempre han tenido una relación compleja y a menudo turbulenta, en la que cualquier cambio en la política estadounidense afecta directamente a millones de mexicanos. Hoy, la atención se centra en dos figuras: Kamala Harris y Donald Trump, quienes representan visiones opuestas en muchos temas. Sin embargo, el verdadero desafío para México no depende solo de quién ocupe la Casa Blanca, sino de las condiciones internas que han debilitado al país y lo han convertido en una prioridad de seguridad para Estados Unidos.
La migración: Un problema de fondo que urge abordar
México pasó de ser un país de migración circular —donde los flujos de entrada y salida eran equilibrados— a convertirse en el mayor emisor de migrantes hacia Estados Unidos en la última década. Esta transformación no se debe únicamente a factores externos, sino a la falta de oportunidades, el crecimiento de la violencia y la ausencia de un estado efectivo en amplias regiones del país. Este fenómeno ha exacerbado la crisis migratoria en Estados Unidos, convirtiendo la frontera en una prioridad de seguridad nacional, y cualquiera que gane las próximas elecciones estadounidenses se verá obligado a tomar medidas contundentes.
Kamala Harris o Donald Trump: ¿Quién es realmente peor para México?
La presidencia de Donald Trump marcó un antes y un después en las relaciones bilaterales. Su retórica y políticas agresivas endurecieron las reglas migratorias, implementaron una estricta política de asilo y llegaron a acuerdos de contención migratoria que presionaron a México para que interviniera. Trump ha dejado claro que su prioridad es asegurar la frontera sur, y su regreso al poder podría significar un regreso a políticas de presión sobre el gobierno mexicano para frenar los flujos migratorios a toda costa.
Por otro lado, Kamala Harris ha promovido un enfoque menos confrontativo, pero enfocado en la corresponsabilidad de los países emisores, especialmente en temas de seguridad y desarrollo. No obstante, su postura sobre los derechos humanos y la lucha contra el narcotráfico podría poner a México bajo un escrutinio más cercano. Los vínculos del gobierno mexicano con personajes asociados a los cárteles y la producción de fentanilo para exportación a EE.UU. ponen en riesgo la cooperación.
El papel del gobierno mexicano: ¿El mayor obstáculo?
Uno de los puntos críticos en esta relación es el actual gobierno de México, cuya política de “abrazos, no balazos” ha sido percibida en EE.UU. como una permisividad hacia los cárteles de la droga. La captura de capos ocurre frecuentemente por presiones del gobierno estadounidense, y en algunos casos, sin aviso al gobierno mexicano, como si las agencias de seguridad de EE.UU. hubieran perdido la confianza en la efectividad y transparencia de sus homólogos mexicanos. Esto, sumado a la influencia de personajes controvertidos dentro del partido gobernante en México, provoca desconfianza en la comunidad de inteligencia y seguridad estadounidense.
La negación del presidente López Obrador sobre la producción de fentanilo y otros narcóticos en territorio nacional contrasta con el aumento de las muertes por sobredosis en Estados Unidos, algo que representa una amenaza directa a la seguridad nacional estadounidense.
El rol de la política exterior: Alineaciones estratégicas y consecuencias
Las decisiones del gobierno mexicano también han debilitado su relación con Estados Unidos a nivel geopolítico. México ha adoptado una postura de apoyo a gobiernos considerados antioccidentales, como el de Nicolás Maduro en Venezuela, así como una relación ambigua con Rusia, permitiendo la entrada de agentes y el desfile de tropas rusas en eventos oficiales. Estos movimientos son percibidos como una afrenta a los valores democráticos y de derechos humanos que Estados Unidos defiende en la región.
Además, la postura de México hacia conflictos internacionales, como el apoyo tácito a Rusia, no ha pasado desapercibido en Washington. Las relaciones entre los dos países corren el riesgo de fracturarse si continúan las alianzas con países que son abiertamente adversarios de EE.UU. Esto podría traducirse en medidas comerciales y de seguridad más estrictas.
Estrategias para minimizar el impacto de un gobierno estadounidense hostil
Ante este complejo escenario, México debe replantear su política exterior y fortalecer la economía nacional para reducir la migración. Una relación más abierta y transparente con Estados Unidos sobre temas de seguridad y narcotráfico podría evitar fricciones adicionales, y reconstruir la confianza mutua en temas de inteligencia y seguridad.
A nivel interno, se necesitan políticas activas de inversión y desarrollo en las regiones más afectadas, así como fortalecer el Estado de derecho para reducir la influencia de los cárteles. En el ámbito diplomático, se debe priorizar la relación con Washington y reconsiderar la cercanía con regímenes que perjudican la percepción internacional de México.
Un futuro incierto que exige cambios internos
La elección de Kamala Harris o Donald Trump en 2024 tendrá sin duda efectos en México, pero el mayor riesgo viene desde adentro. Sin una política clara y sin un enfoque transparente hacia Estados Unidos, México podría encontrarse en una situación complicada, incluso bajo el mandato de una administración estadounidense menos hostil. México debe tomar la iniciativa y empezar a resolver los problemas internos que lo han convertido en una prioridad de seguridad para su vecino del norte. Si no se toman acciones contundentes, la relación bilateral seguirá deteriorándose, independientemente de quién sea el presidente de Estados Unidos.
msn
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