Igual que su esposo, el muerto, la viuda Rosario Orozco está contaminada de odio.

Igual que su esposo, el muerto, Charito salió respondona.

Igual que su esposo, el muerto, la viuda salió retadora.

Pero la viuda le gana en cinismo al muerto porque asegura que la ex secretaria de Finanzas Teresa Castro Corro, actuó conforme a la ley pese a haber desfalcado al gobierno de Puebla.

Rosario Orozco no tiene madre y debería agradecer al gobernador Sergio Salomón Céspedes que no le haya iniciado carpetas de investigación.

Ella era la encargada de leerle todo a su esposo Miguel Barbosa, quien estaba completamente ciego y fue motivo de burla y abuso de sus propios colaboradores. Era un bulto que no podía siquiera moverse.

Ella lo envenenó, él la envenenó, y los dos lastimaron a miles de familias porque sus despreciables personalidades tenían la necesidad de alimentarse del dolor y sufrimiento ajeno.

Hoy ella está sola, lamiéndose las heridas, huérfana del poder y en espera de terminar su vida en prisión.

Que aproveche sus días de libertad porque en cualquier momento la vida le jugará rudo. Corrupta, cínica, perversa, una fiera sedienta de sangre inocente.

Gerónimo Barbosa