Muertes de motociclistas en Puebla se disparan 130% en solo diez meses
La siniestralidad entre quienes se desplazan en motocicleta se ha convertido en uno de los problemas más urgentes en materia de seguridad vial
El panorama de muertes de motociclistas en siniestros viales en Puebla capital muestra un crecimiento alarmante. Tan solo en los primeros diez meses del año, la ciudad registró 23 fallecimientos, una cifra 130 por ciento más alta que los decesos contabilizados en todo el año pasado. De acuerdo con Anuar Musalem Valencia, de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (ATNM), este fenómeno de crecimiento de decesos responde a la convergencia de distintos factores que actúan de manera simultánea y no a un solo elemento aislado.
El especialista advirtió que la reducción de defunciones dependerá de un equilibrio entre usuarios responsables y políticas públicas capaces de garantizar un entorno seguro. Afirmó que cuando uno de esos elementos falla, la probabilidad de siniestros se incrementa de manera drástica.
De acuerdo con los datos más recientes de la Secretaría de Movilidad municipal, de enero a octubre de este año se documentaron 23 muertes de personas que viajaban en este tipo de vehículos, mientras que en todo el 2024 se registraron 10 decesos.
La diferencia representa un incremento más del doble, lo que, a decir del experto en materia de movilidad, pone en evidencia que la siniestralidad entre quienes se desplazan en motocicleta se ha convertido en uno de los problemas más urgentes en materia de seguridad vial.
Incluso, a pesar de que el año todavía no concluye, la cifra de 2025 se mantiene como la más elevada desde el año 2021, cuando se documentaron una decena de muertes, de acuerdo con los datos públicos presentados a principios de noviembre. En 2022 la cifra se elevó a 14 fallecimientos y en 2023 la cifra cayó a 10 muertes de motociclistas.
Vulnerabilidad del motociclista
Musalem Valencia consideró que los siniestros viales son el reflejo de un sistema que empuja a miles de personas a desplazarse en condiciones inseguras. Desde su perspectiva, la motocicleta se convirtió en la alternativa de quienes no pueden acceder a un transporte público eficiente, a un automóvil o a un empleo estable.
Reconoció que existe un factor de conducta evidente, como manejar con exceso de velocidad, rebasar entre autos, ignorar semáforos o circular sin casco, pero subrayó que estas prácticas no aparecen de manera aislada.
La mayoría de los motociclistas, explicó, jamás pasó por un proceso de capacitación formal y aprendió a conducir imitando a otros o practicando en la calle, lo que normaliza maniobras peligrosas desde el inicio.
A ello se sumó la presión cotidiana. El representante de la ATNM indicó que quienes utilizan la moto como herramienta de trabajo, repartidores, mensajeros, trabajadores informales, conducen bajo la exigencia de cumplir tiempos estrictos, lo que altera la toma de decisiones y favorece conductas impulsivas.
La mayoría de los motociclistas jamás pasó por un proceso de capacitación formal y aprendió a conducir imitando a otros. / Foto: Daniel Casas / El Sol de Puebla
Además, comentó, muchos usuarios no pueden costear cascos certificados ni equipo especializado, de modo que cualquier caída, incluso a baja velocidad, se vuelve potencialmente mortal.
La motocicleta ofrece la velocidad de un vehículo, pero apenas la protección de un peatón (…) cada trayecto se convierte en una apuesta contra la fragilidad del propio cuerpo,
apuntó.
Atención inmediata para reducir muertes
Entre las acciones prioritarias que deben implementarse, Musalem planteó la aplicación estricta de la Ley de Seguridad Vial y Movilidad, lo que implica garantizar el uso obligatorio de casco, licencia, placas y la restricción del número de pasajeros en motocicleta.
Otro paso clave, dijo, es impedir que las motocicletas salgan de cualquier tienda o agencia sin placas, sin casco certificado y sin la documentación correspondiente. Esto permitiría reducir la circulación de unidades sin identificar y facilitar un registro estatal confiable.
A esto sumó revisar las condiciones laborales de quienes utilizan la moto como herramienta de trabajo, pues insistió en que las presiones de tiempo y los esquemas de autoempleo empujan a muchos conductores a adoptar prácticas riesgosas. Por ello, agregó, se requieren campañas dirigidas a empresas, repartidores y empleadores para fomentar tiempos de entrega razonables, capacitación vial y acceso a equipamiento adecuado.
Finalmente, Musalem dijo que se necesita promover el mantenimiento básico de las unidades y el uso de equipo de protección certificado, incluso mediante incentivos económicos que faciliten su adquisición.
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